THW Kiel 41 – Barcelona 31. Balonmano de alta velocidad
No es mi intención dedicar este blog a hacer crónicas de partidos. Esto tampoco es una crónica, si exceptuamos que quiero narrar la enorme emoción y el disfrute que he tenido esta tarde al ver un partido de balonmano jugado a la mayor velocidad que he visto en los últimos tiempos y sin embargo de una enorme calidad y con muy pocos errores técnicos.
El THW Kiel no parece un equipo alemán (claro que de alemán tiene solamente la localización y un par de jugadores). Desde hace un tiempo propone una dinámica de juego a un ritmo altísimo, sin cambios ataque-defensa y lanzándose a la ofensiva incluso cuando ha encajado gol. Emociones continuadas y espectáculo garantizado.
La calidad de sus jóvenes jugadores capitaneados por el incombustible Stefan Lövgren permite que jugando a gran velocidad no se precipiten, encontrando en muchas ocasiones UN PASE MÁS. Hay que destacar que el máximo goleador del equipo es su pivote Marcus Ahlm; también esta tarde ha sido así.
Del partido solo diré que la diferencia ha estado en la aportación de las dos porterías, impresionante Thierry Omeyer y más pobre Kasper Hvidt, acusando el Barça una lesión de Barrufet que había entrado bien al partido, y sobre todo, en los números que presenta cada equipo por la aportación en ataque de sus pivotes, en goles y en generar situaciones (el diferencial supera con seguridad el +10 para el Kiel).
En la estrategia, si el Barcelona hubiera podido empezar el segundo tiempo manteniéndose a 4 ó 6 goles abajo durante 10-12 minutos, creo que el Kiel hubiera acusado desgaste y probablemente su menor calidad de banquillo. No fue así y los alemanes pudieron descansar en la primera fase del ataque y no acusar demasiado ni la fatiga ni la lesión de Karabatic.
Un último apunte para destacar la belleza de ese enorme pabellón lleno de aficionados haciendo palmas durante los sesenta minutos. Este apunte es de pura envidia.
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